Un pequeño gran hombre.
Grande como persona y como cantante, porque aunque no sea este mi estilo favorito, tenía una voz muy particular con la que supo ganarse el respeto de todos.
Si Torrente tiene razón, los que no creían en Dios ahora ya pueden creer en El Fary.

Pobrecito Fary... su alma debe estar rodeada ahora de todas las de los toritos, toritos bravos, que han perecido en las plazas de toros...

Él era un personaje carismático y, sin duda, el cantante español que mejor lavaba los platos...

Además, ha llevado su enfermedad de manera muy digna, eso le hace muy grande. Más grande que la más grande.

Que descanse en paz.

Amén.
¿Quién no se sabe la canción del torito?
Me recuerda a los domingos en el campo, en la parcela de Castelldefels... y las sardinas huevos y bacon del desayuno en la parrilla (cuando se podía hacer fuego o encender un hornillo).
Justo hoy que lanzaba disco...