En estos días se ha hablado mucho sobre la ley, presentada por un partido socialista, que se supone va a recuperar nuestra memoria histórica. Nada más lejos de la realidad, nada más infame que esta ley de punto y final que niega a las víctimas de aquella guerra la justicia y la reposición de su honor. Porque por mucho que quieran dar dinero y recordar a todos esos cientos de miles de personas que fueron sojuzgadas por una dictadura asesina, la realidad es que seguirán siendo culpables y sus causas no serán, ni podrán ser, revisadas.

Mi abuelo fue militar republicano y luchó por defender las libertades y la democracia. Al acabar la guerra fue juzgado y condenado a muerte. Por azares del destino (tal vez lo cuente otro día) se libró de ser fusilado y pasó años en la cárcel. Mi padre pudo conocer a mi abuelo cuando ya estaba crecidito y permitieron a mi abuela ir a visitarlo a la cárcel de Málaga. Cuando por fin salió de la cárcel y volvió a su pueblo no tenía nada: todo le fue arrebatado por los "vencedores" (dinero, posesiones...). Además de todo eso y la vergüenza de verse en tal situación, fue desterrado. Sí, expulsado de su tierra por un montón de años. Así cerraban heridas los "vencedores". Y así llegó a Barcelona, donde también era vigilado y acosado por el régimen. Él y toda su familia.

Yo quiero que todo eso se sepa. Y que se restituya la dignidad a una persona, a todas las personas, que tuvieron que sufrir las atrocidades del franquismo. Y que todos los juicios sumarísimos y las sentencias sean declaradas nulas. Y no se trata de reabrir viejas heridas, como dicen los cada vez más insoportables peperos, porque no se puede reabrir lo que nunca se ha cerrado. Y no se trata de venganza, como dicen ellos, no es venganza el reclamar que se haga justicia. No quiero dinero, ni actos vacíos de contenido, quiero justicia. Y que un partido que se autoproclama socialista y que, cuando estaba en la oposición, lo pedía, no se baje los pantalones de esta manera tan repugnante.

No a la amnesia histórica, recuperemos de verdad una parte importante y crucial de nuestra historia para que nunca se repita.

Mi abuelo, a pesar de la vigilancia, luchó activamente contra el franquismo. Luchó durante años por recuperar las libertades y la democracia. No merece una ley como ésta. No merece que lo que tuvimos que tragar en la transición sea para siempre.

En su memoria, y en la de los que lucharon como él, dejo esta frase de Bertolt Brecht:

Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.

Y mientras ponemos fin a la reivindicación de justicia de las víctimas del franquismo, nuestra Audiencia Nacional seguirá admitiendo a trámite causas contra las dictaduras en Guatemala, Argentina o Chile...

Siento lo deslabazado del texto, pero lo hago de profundis...